Si hay algo que las mujeres tememos, es la visita al ginecólogo, y no por la revisión en sí, tememos recibir una llamada en la que nuestro médico adelanta la cita ya concertada para darnos los resultados de las pruebas realizadas, y ahí empezamos a sufrir, porque eso, siempre significa que existe algo raro.
Cuando luego, en la consulta nos empieza a decir que en el resultado de la mamografía se ve una sombra rara… ahí ya siempre nos ponemos en lo peor: El cáncer de mama.
Por suerte, la terrible idea de que el cáncer de mama es sinónimo de muerte ya lo vamos superando, hoy en día un carcinoma de mama pillado a tiempo, según los expertos, es curable en el 95% de los casos, pero siempre resulta un palo tremendo para la mujer, y para la familia.
¿Qué es el cáncer de mama?
En términos sencillos, el cáncer de mama, es un crecimiento anormal, rápido y desordenado de las células pertenecientes a los tejidos que conforman las glándulas mamarias.
Se trata de un enemigo que no hace distinción ni de edades ni de condición social ni…de sexos, ya que los hombres también lo padecen, aunque el porcentaje es más elevado entre mujeres.
Aparte del control médico al menos una vez al año, el autoexamen al menos una vez al mes, después de pasar la regla es indispensable y evita que, en el caso de aparición, su desarrollo; como dije antes, si se coge a tiempo es curable.
Grupos de riesgo.
Se puede llamar así a todas las mujeres que:
Mujeres mayores de 40 años, que tuvieron su primera regla antes de los 12 años.
Mujeres con menopausia tardía (después de los 50 años)
Antecedentes familiares de cáncer de mama (madre, hermanas, tías)
Mujeres que no han estado nunca embarazadas.
Mujeres que en algún momento han sufrido alguna lesión en las mamas,
Mujeres que durante mucho tiempo han consumido hormonas.
Factores de riesgo.
El consumo de dietas altas en grasas, azúcares refinados y las dietas ricas en proteínas también favorece la aparición de cánceres.
El tabaco, el exceso de café y alcohol también son considerados factores de riesgo.
Y otro del que pocos hablan: el sedentarismo y la obesidad.
Pero no nos despistemos, el que no quedemos dentro de los llamados grupos de riesgo o por nuestra forma de vida no nos afecten esos factores, no quiere decir que estemos exentos de desarrollar cáncer de seno.
Y atención a los hombres, que a muchos esto les sonará a risa (yo misma aun recuerdo con rubor cuando un vecino me dijo que tenía cáncer de mama y por ser una persona que siempre estaba de broma lo tomé a eso, a broma, hasta que seriamente me dijo que los hombres también lo padecían, aunque seguí dudando hasta que llegué a casa y busqué información por Internet, entonces descubrí que es cierto, los hombres también lo padecen).
Las mamas son dos glándulas situadas en el tórax, en el de las mujeres se desarrollan, en el de los hombres no, pero también están ahí, por tanto un crecimiento desordenado de las células que forman las glándulas afecta por igual a uno y otro sexo.
Sin embargo, en el caso de cancer de mama en un hombre hay una diferencia:
En el hombre, los pequeños tumores mamarios suelen ser por lo general cancerosos, además de ser casi siempre invasivos (invasivos se llama cuando las células cancerosas han sobrepasado la membrana que rodea los conductos y los lóbulos, siendo más fácil diseminarse a través de los conductos linfáticos hacia los ganglios, o por la sangre, hacia otras zonas u órganos del cuerpo y producir las temidas metástasis). Ello es debido a que el hombre si detecta cualquier bulto en esa zona lo achaca a otras causas y raramente consulta con el médico, cuando decide consultar, el cáncer ya se ha extendido a los ganglios linfáticos y éstos a su vez, lo han extendido al resto de órganos. Pero un cáncer cogido a tiempo, tiene las mismas posibilidades de recuperación que en las mujeres.
¿Cómo evitar entrar en los llamados “factores de riesgo”?
Evitemos el sobrepeso y el sedentarismo, caminar al menos 2 horas al día es un buen sustituto si no practicamos otro deporte de forma asidua.
La alimentación también es muy importante según los últimos estudios; En general, los alimentos vegetales reducen el riesgo de cáncer. Por ejemplo, las verduras reducen el riesgo de cáncer de boca y faringe, esófago, pulmón, estómago, colon y recto, laringe, páncreas, mama y vejiga, hígado, ovario, endometrio, cuello del útero, próstata, tiroides y riñón.
De manera similar, las frutas reducen el riesgo de sufrir cáncer de boca y faringe, esófago, pulmón y estómago, laringe, páncreas, mama y vejiga, ovario, endometrio, cuello del útero y tiroides.
Todo este grupo es rico en vitaminas, antioxidantes como el beta-caroteno, sustancia que otorga a algunos vegetales su color, como a las zanahorias y a los pimientos, y que el cuerpo convierte en vitamina A.
Últimamente se están estudiando otros elementos llamados quimiopreventivos, que revitalizan la comunicación entre la inmunorespuesta y las células, consiguiendo que las defensas del propio cuerpo trabajen más eficientemente.
Otro grupo estudiado recientemente es el de las isoflavonas, cuyo alimento más conocido es la soja.
Las isoflavonas tienen una doble actividad: actúan tanto de estrogénicas como de antiestrogénicas, regulando el balance hormonal en la mujer. Pueden prevenir la osteoporosis y actúan como un potente antioxidante que protege frente al cáncer de mama. Las Isoflavonas actúan compitiendo con nuestro propio estrógeno, circulando por los mismos canales receptores en las células. De ese modo, cuando alguna enfermedad produce un exceso de estrógeno, las isoflavonas lo regulan.
Los especialistas, recuerdan que, como en todo, hay que ser prudente y no exagerar, un exceso de isoflavonas puede hacer que se modifiquen los valores de la glándula tiroides, agrandando su tamaño y hasta en casos límite hacer que ésta pierda su función.
Tampoco se aconseja en los casos en que ya se haya padecido un cáncer de mama u de ovarios, precisamente por su contenido en fitoestrógenos.
La ingesta de alcohol, la carne, las dietas grasas y la obesidad incrementan el riesgo de diversos cánceres. La carne, por ejemplo, parece ser que incrementa el riesgo de cáncer colo-rectal, y posiblemente incrementa el riesgo de los de páncreas, mama, próstata y riñón.
Es decir, las dietas hipercalóricas, las ricas en grasa y proteínas son las más peligrosas, y curiosamente, algunas formas de cocinar como la barbacoa, ahumados, salazón, etc. también puede tildarse, al menos de “comprometida”
La fibra (insoluble sobre todo), las vitaminas y algunos minerales forman el grupo de protectores frente a los tumores. A algunos, incluso, se les atribuye el papel de «curativos».
De todos modos y para terminar, no sirve de nada esconder la cabeza bajo la arena como los avestruces, realicémonos exámenes periódicos por el especialista y autoexámenes, y si detectamos bultos, por pequeños que sean, cambios de forma o coloración en el pezón, acudamos inmediatamente al especialista, como no se cansan de repetir los expertos, ¡un cáncer cogido en sus inicios tiene muchísimas posibilidades de curación!
Nota: El Gobierno ha anunciado que a partir de septiembre autorizará la venta de la vacuna del virus del papiloma humano, origen del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero en el mundo, además el ministro de Sanidad propondrá a las Comunidades Autónomas que la vacunación contra este virus se sume al calendario ya existente en el Sistema Nacional de Salud.
El cáncer de cuello de útero es el segundo en frecuencia en mujeres en el mundo estimándose en más de 500.000 casos nuevos cada año y produciendo en torno a unas 280.000 defunciones por esta causa.
Las mujeres entre 15 y 25 años son las que corren más riesgo de contagio del Virus del Papiloma Humano, por lo que la vacunación se va a recomendar en adolescentes, antes de que comiencen su actividad sexual.
No obstante, la vacuna deberá complementarse con otras medidas preventivas como el uso de profilácticos, fundamentalmente el preservativo.
No obstante, mientras las Comunidades Autónomas no la incorporen al calendario habitual, no será gratuita, esperemos que suceda pronto, mientras… al menos sabemos que ahí está.
Gran artículo sin duda. El tema del cancer de mama en los hombres me ha pillado fuera de juego… 😉