Descubrieron su pasado, comprendieron su presente, dibujaron su futuro ¿Todo en la tierra está escrito? ¿Podemos cambiar nuestro destino sin corromper nuestro pasado? ¿Qué harías si descubres que tu vida es una mentira? Gala Marlborough viaja con sus dos hijas, Kate y Adele, a un pequeño pueblo del Empordà con la única intención de cobrar la herencia de un familiar desconocido y retomar cuanto antes su vida en Nueva York. Ignora que esa decisión activará una perfecta, sutil y acompasada maquinaria dispuesta a desempolvar mentiras enterradas, secretos familiares y a sanar almas entregadas a la amargura del dolor. «Hace una semana que tu padre ha muerto, hace una semana que no hallo consuelo para tanto dolor. Desde que regresé de Boston, adonde llegué demasiado tarde para acudir al entierro de tu padre, no he salido de la casa; se ha convertido en mi refugio, en mi santuario de lágrimas. En este encierro he comprendido que, en los atisbos de locura, está la máxima expresión de la sensatez. Por eso te escribo, por eso me siento en esta vieja silla a confesarme a mi única familiar viva que eres tú, mi pequeña Gala». Después de Reír al viento, su debut literario, la periodista Sandra Barneda se confirma como narradora con una historia magistralmente urdida. Un viaje fascinante al corazón de La Muga, un diminuto lugar del planeta gobernado por un singular círculo de ancianas de corazón infinito sabedoras de que lo minúsculo puede llegar a ser inconmensurable. Reflexiva, contemporánea, mágica, rebelde… Así es La tierra de las mujeres, una apasionada vuelta a los orígenes, un redescubrimiento, la certeza de que con la fuerza y el consentimiento de los antepasados cualquiera puede tentar al destino.
Hasta aquí la sinopsis oficial.
Esta novela la tenía desde hace algunos meses en mi poder, pero reconozco que a pesar de la curiosidad que sentía la fui relegando. Y es que la personalidad de su autora y las críticas, que recibió la que fue su primera novela no me animaban a emprender su lectura, lo cual demuestra que los prejuicios no son nada buenos.
La tierra de las mujeres es en realidad la segunda entrega de una tetralogía, protagonizada por mujeres que tienen como nexo de unión los cuatro elementos. En esta ocasión ha sido la tierra el elemento escogido. La anterior, que no recibió buenas críticas precisamente, fue dedicada al viento, Reír al viento, que pese a todo fue un éxito de ventas, sobre todo, como dice su autora, gracias al boca oreja.
En La tierra de las mujeres, nos encontramos con su protagonista, Gala Marlborough, que viaja con sus dos hijas, Kate y Adele, a un pequeño pueblo del Empordà, La Muga, un pueblecito de menos de trescientos habitantes, cerca de la frontera con Francia, con la única intención de cobrar la herencia de un familiar desconocido y retomar cuanto antes su vida en Nueva York. Pero Gala no sabe que la decisión de viajar a la tierra de las mujeres, va a sacar a la superficie, secretos familiares enterrados y muchas mentiras dolorosas y amargas, muy amargas.
Cuando en La tierra de las mujeres Gala decide ir con sus hijas a hacerse cargo de la herencia de su tía abuela Amelia, no sabe que no solamente van a iniciar un viaje físico hacia La Muga, sino también un viaje interior. Ninguna de las tres imagina lo que este viaje va a suponer para ellas y lo que las va a hacer cambiar a cada una a su manera. Un viaje al que más tarde se unirá Julianne, madre de Gala, y para la que también supondrá un antes y un después.
Gala se va a encontrar en Casa Xatart de La Muga (ese lugar rural pero inhóspito, lleno de casas de piedra vieja con apariencia de estar abandonadas, con las ventanas cerradas, sin nadie por la calle donde residen más ancianos que niños) con una gran sorpresa, algo que será el comienzo de su cambio, de que se replantee como es su vida, cómo se enfrenta y qué es lo que espera de ella, qué la ha llevado a al punto en el que se encuentra.
En concreto se encuentra un diario que escribió precisamente para ella su tía abuela. Pero también se encuentra con todas las mujeres que viven en el pueblo, cada una con su historia, y todas conocidas por sus motes, pero que son las guardianas de sus tradiciones. Son todas ellas mujeres sabias, con fuertes, con garra y cada una, lógicamente, con personalidades diferentes, que se llevan mejor o peor pero que se complementan y se respetan.
Casi estamos ante una sociedad matriarcal muy cerrada que no obstante acogen a la que consideran altiva y fría Gala como deferencia a Amelia Xatart, la tía abuela muerta.
Poco a poco Gala comienza a cambiar, y para ello tan importante es el comportamiento de las abuelas, como la aparición de su socio Amat.
Amat es el otro personaje masculino fuerte, es el antagónico de Frederick, su ex-marido, un hombre apasionado, que antepone los sentimientos, muy visceral, guapo y fuerte, al que no le importa su físico y que en valora a Gala por algo más que su belleza.
Y aquí comienza el choque para la americana que desde que ha llegado a La Muga comienza a replantearse su vida con mayor profundidad, comienza a verse de una forma nada amable, a repasar las miserias de una vida que no le llena, de un marido que le hastía, y una madre que le sobrepasa.
Cuando logra entender a la rama familiar y es capaz de apreciar todo lo que emana de esa tierra y de sus habitantes, Gala se pregunta si en realidad es la que quería ser, y si está conforme con la vida que lleva, o si por el contrario actúa como los demás quieren que sea o lo que esperan de ella hasta que llega a la conclusión de que es mucho más cómodo esa cobardía suya que luchar por lo que quiere, y decide dejarse llevar.
Aunque como yo no hayáis leído la primera parte, Reír al viento, y La tierra de las mujeres forme parte de esta tetralogía, no dejéis de leerla, se puede leer de manera independiente, es más, quiere dar la sensación de que las dos novelas no tienen nada que ver entre si y que el único nexo que las une sea precisamente los citados cuatro elementos, que en este novela es la tierra.
Sandra Barneda, su autora, nació en Barcelona, y es licenciada en periodismo por la UAB. Desde hace ya algunos años es asidua presentadora de varios espacios en la cadena Tele 5 siendo el último programa que ha presentado Hable con ellas, también es colaboradora de artículos de opinión en varios periódicos, tanto catalanes como de ámbito nacional.
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